El curso le ha permitido a los estudiantes crear vínculos relevantes con su contexto más cercano para generar puentes entre la historia de Europa y América Latina, especialmente Bogotá.
Bogotá es un espacio vivo que, apoyado en la modalidad blended learning, potencia el aprendizaje.

Se definieron como necesidades del curso:

• fortalecer la autonomía y la motivación de los estudiantes
• diversificar sistemas de participación en clase para un curso numeroso (80 estudiantes en promedio)
• integrar material audiovisual disponible en la red
• generar recursos educativos propios

• El curso adopta el blended learning y el aula invertida. Los estudiantes no asisten a una de las dos sesiones programadas en la semana con el fin de indagar y construir colectivamente el conocimiento. En la sesión presencial se dicute lo aprendido con la ayuda del profesor y los compañeros de clase.
• El curso se agrupa en módulos temáticos (periodos históricos) que promueven el aprendizaje activo de los estudiantes. Para llegar a comprender grandes conceptos de la historia del diseño, los módulos rompen con la linealidad temporal.
• Las sesiones virtuales se dedican al aprendizaje en línea. El profesor creó videos como material de apoyo, y también acompaña a los estudiantes, resuelve dudas, explica temas y orienta el desarrollo de las actividades.
• Los recorridos por Bogotá llevan a los estudiantes a aprender de historia desde su realidad más próxima: la ciudad.

Herramientas como los muros colaborativos son un elemento transversal para presentar investigaciones y hallazgos; allí los estudiantes comparten y evidencian sus aprendizajes. La realidad aumentada (integrando imagen, video y texto) se utilizó como estrategia de apoyo para uno de los recorridos de “Bogotá como aula abierta”.

Con las actividades, los estudiantes lograron identificar las manifestaciones del arte y el diseño, en interacción con fenómenos sociales y políticos, en escenarios de la ciudad. Asimismo, las actividades permitieron el reconocimiento del estudio historiográfico en sus contextos cotidianos. “Me gustó de la actividad en la que tocaba buscar proporción, patrones y series. Uno lo podía hacer en la casa, pero, digamos, uno tenía la opción de decir ‘listo, quiero buscar un patrón afuera’, ir a los lugares que uno le parecieran más conocidos, o que uno visitara más. Ahí uno incluso se daba más cuenta de las cosas que había estudiado: ‘¡ah! vea, pues, eso es un patrón’ o ‘esa es la proporción arquitectónica que hablamos en clase y yo paso todos los días ahí al frente’.”